FOSIL-E

Rosa Jijón y Francesco Martone, A4C
“A quanto pare, tutta la storia umana non fa altro che ripeterci una cosa: è solo ciò che è stato.” — Pier Paolo Pasolini, Petrolio
La llegada del sueño fósil del petróleo alimenta expectativas: Imaginarios colectivos que se expanden en las comunidades, marginales, marginalizadas, empobrecidas en los sures del mundo, zonas de extracción, de sacrificio para el desarrollo. Un desarrollo que no incide en las causas de la pobreza, sino que contribuye a la destrucción de las bases primarias de subsistencia y a la violación de los derechos de la Madre Tierra. Un modelo colonial y patriarcal que se prefigura como modelo centralizado y centralizador convertido en estructura política de control del territorio, de represión y despojo. El petróleo traducido como símbolo de la modernidad y de sus promesas desatendidas.

No es casualidad que la celebración del primer barril de petróleo ecuatoriano coincida con el de la publicación de Limits to growth, del Club de Roma, texto fundamental en la historia del pensamiento ecologista. Así mismo no es casualidad que sobre el mismo imaginario, los mismos códigos que han diseñado la llegada del progreso a la Amazonía ecuatoriana se repitan en otras regiones al Sur de Italia, como en Sicilia, en Abruzo, en Apulia.

Fosil-e consiste en entrevistas con activistas y artistas del sur de Italia, originarios de zonas de extracción petrolera e imágenes que la documentan. Relata historias de  sueños fracasados, pero también de resistencia al extractivismo, de defensa del territorio y del tejido de redes de solidaridad global.

Las historias que están detrás de estas entrevistas son historias de resistencia al extractivismo, de protección de los territorios, de movilización de comunidades locales contra infraestructuras de la economía fósil en los sures de un país como Italia, considerado del Norte Global. Los entrevistados y entrevistadas son activistas de base, investigadores y artistas que hace varios años acompañan estas luchas, muchas veces en primera persona, mismas que declinan con un enfoque global relacionado con la solidaridad internacional, así como a la creación conjunta de alternativas. Desde Abruzos hasta Basilicata y Apulia se han puesto en marcha varios niveles de relaciones de apoyo mutuo con comunidades indígenas de la Amazonía Ecuatoriana y organizaciones ecologistas del país a través de visitas de campo, encuentros, apoyo financiero e incidencia colectiva como son una visita de mujeres indígenas amazónicas en Salento (en la región Apulia); iniciativas para recaudar fondos en apoyo a comunidades indígenas amazónicas en resistencia contra la minería y las petroleras durante y después de la pandemia; y el intercambio de experiencias y saberes. Por lo tanto, son territorios fuertemente vinculados al Ecuador no sólo por un destino común y por el fracaso de las falsas promesas de la economía fósil, el mito de la frontera petrolera, sino también por su condición de Sures que encuentran otros sures, periferias del modelo extractivista y centros de articulación y resistencia común: otros mundos en marcha..
Renato Di Nicola,  miembro de la Coordinación No TRIV (Abruzzi, Italia) 
Líder contra la extracción petrolera en Abruzzi y miembro de Foro Italiano del Agua y de European Water Movement (EWM), activo desde hace años en la solidaridad con movimientos sociales en América Latina, a través de la ONG Kabawil. 
¿Cómo ha influido en tu vida y en la de tu comunidad la llegada del petróleo como ilusión de progreso?
El desarrollo de la industria petrolera en Abruzos, y de las respectivas infraestructuras de extracción, almacenamiento y transporte, ha sido contrastado con una poderosa oposición de parte de la población de toda la región, una de las regiones italianas con mayor superficie de áreas protegidas y parques.

La lucha más exitosa llevó al cierre del megaproyecto Ombrina Mare, una serie de plataformas de extracción de petróleo en alta mar y otras infraestructuras, así como a la designación de esa zona como área protegida y reserva marina, el Parco dei Trabocchi.

En 2016, comenzó la lucha que involucró a Abruzos. Esta lucha no solo fue contra la perforación en el mar pues ya en la década de 2000 habíamos entendido que habría mucha perforación. Hubo proyectos como Ombrina Mare, Elsa 2 y Rospo Mare, que atañen a una importante zona de nuestro mar, localizándose justo frente a las costas más bellas y características de nuestro territorio, especialmente la zona de San Vito Marina. Esta conciencia de los impactos negativos de la prospección en el mar ha alimentado una amplia discusión la cual llevó a la movilización que culminó con una manifestación en 2013 en Pescara con la participación de cuarenta mil personas. La gran participación en la manifestación de Pescara cimbró la situación política e institucional en Abruzos pues llevó a las instituciones a tomar una posición y reconocer que estos proyectos eran muy impopulares entre la población. En ese entonces, pensamos que habíamos logrado dar la espalda a los proyectos extractivos, sin embargo, no se habían cerrado los trámites para el otorgamiento de autorizaciones, en particular para el proyecto Ombrina Mare. Por ello tuvimos que continuar con nuestras iniciativas. En cuanto a Ombrina Mare, el proyecto impulsado por la multinacional británica Rockhopper, supuso la instalación en el mar de seis taladros a siete kilómetros de la costa, una plataforma y un buque de refinería para la refinación y transporte de petróleo, todo ello en un plazo de veinticinco años.
Frente a la deuda ecológica acumulada, ¿ha habido repercusiones positivas en términos de mejora de las condiciones materiales de vida, una especie de reparación de la deuda social hacia poblaciones y territorios que siempre han sido marginados?
Más que crear nuevos puestos de trabajo, habría reducido los existentes: ¿quién iría al mar si yendo a la playa te encuentras imponentes estructuras petrolíferas? Así pudimos romper la narrativa tóxica de esta empresa y la retórica de aquellos políticos según los cuales la oposición al proyecto de la yegua Ombrina era una oposición ideológica, ambientalista, que no tenía en cuenta la economía. Gracias a nuestro contrarrelato, basado en la necesidad de hacer comprender la situación a toda la población, el consenso hacia nuestras movilizaciones fue aumentando. Ya la idea de llamar a este proyecto Ombrina Mare, por el nombre de un pez, fue mal recibida por los propios pescadores, porque en realidad estaban tratando de imponernos algo negativo a través de un nombre que en sí mismo tenía significados positivos.

Con el gobierno de Mateo Renzi y el decreto Sbloccaitalia nos encontramos ante un dictamen positivo de las comisiones ministeriales para la evaluación de impacto ambiental del proyecto Ombrina, lo que jamás hubiésemos imaginado dadas las masivas movilizaciones que se habían producido.
También logramos obtener la autorización para usar la canción Com’è profondo il mare del famoso cantautor italiano Lucio Dalla, y para producir un video con veintitrés artistas de Abruzos que dejaba claro lo importante que era defender el mar. Así, el veintitrés de mayo de 2015, sesenta mil personas llegaron a Lanciano, ciudad de veinticinco mil habitantes, en lo que fue el mayor evento jamás realizado en Abruzos y el mayor jamás realizado en Italia sobre temas ambientales y energéticos, con la solidaridad de delegaciones de otras partes de Italia, aumentando así la confianza de la gente en cuanto a la posibilidad de ganar. Y así fue, a finales de 2015 celebramos el año nuevo con la gran victoria de un pueblo que logró bloquear uno de los proyectos más devastadores jamás presentados.
Marica di Pierri (Italia), portavoz de la asociación A Sud
A Sud es un colectivo de mujeres activo en Italia que apoya las luchas territoriales contra el extractivismo y las grandes infraestructuras. Marica es originaria de  Basilicata, precisamente de la Val D’Agri, donde se ubica el deposito de petróleo más grande de tierra firme europea y que representó por varias décadas una promesa de desarrollo y creación de puestos de trabajo, hasta que se renombró esa región el Texas de Italia. 
¿Cómo ha influido en tu vida y en la de tu comunidad la llegada del petróleo como ilusión de progreso?
Me llamo Marica di Pierri y soy una activista medioambiental y vocera de la asociación A Sud. Vengo de Viggiano que es un pueblo del sur de Italia que sufre de la extracción petrolera desde hace veinticinco años. Nací en un pueblo del Sur de Italia, pueblo de montaña, justamente un pueblo rural que vivía de la agricultura y del turismo naturalista donde hace más o menos veinticinco años llegó la industria petrolera.

La extracción petrolera tuvo un impacto extraordinario, no solo ambiental, como se puede imaginar, sino también económico tras provocar un total cambio de las vocaciones territoriales. Pero lo más profundo es que tuvo un cambio cultural, un cambio de imaginario, un cambio en los deseos mismos de la población.
Frente a la deuda ecológica acumulada, ¿ha habido repercusiones positivas en términos de mejora de las condiciones materiales de vida, una especie de reparación de la deuda social hacia poblaciones y territorios que siempre han sido marginados?
Me convence mucho el uso del concepto de «deuda ecológica» porque ayuda a invertir el sentido de deuda que siempre tuvimos que es la deuda económica, una deuda malentendida; sin embargo, deuda ecológica también quiere decir de alguna forma que se puede compensar el daño y eso no me gusta para nada. En el caso de mi comunidad, seguramente hubo un cambio en las oportunidades de trabajo. Los efectos socioeconómicos se pueden observar: sueldos mayores para mi generación, muchos más ingresos para las familias, carros mucho más grandes, sin embargo, al mismo tiempo mucha gente sigue yéndose. Entonces hay menos personas que se quedan porque si no quieres trabajar en el petróleo no puedes trabajar en nada. Hubo un mejoramiento de las condiciones únicamente para quienes trabajan en el petróleo y eso no se va a dar por mucho tiempo porque en veinte años se terminará y nosotros tenemos que imaginar desde ahora cómo ir más allá del petróleo.
¿Qué prácticas de resistencia se han desarrollado a lo largo de los años? ¿Y cómo reaccionaron las comunidades afectadas?
Había mucha curiosidad y también mucha expectativa sobre el progreso y el trabajo que eso podría traer. En los primeros años hubo grupos que se iban movilizando pero fueron minoritarios. A lo largo del tiempo, una vez que se entendió el impacto medio ambiental, se movilizaron más personas de manera un poco aislada, entre las cosas que lograron está el esfuerzo de juntarse en un observatorio. 
¿Qué tipo de conexiones globales se han creado entre estas zonas extractivas y otros territorios en resistencia en otros sures del mundo?
Hemos organizado como activistas locales una iniciativa en que las comunidades de la Val D’Agri pudieron conocer las comunidades del Delta del Níger en Nigeria donde también hay problemas con la extracción de petróleo. Así mismo hemos intentado promover relaciones con otros comités.

Eso es solo un ejemplo, pero de verdad el intercambio y la manera de fortalecernos entre las luchas es una manera muy poderosa para que se pueda tener más incidencia; ganar contra una multinacional petrolera es algo que todos deseamos, pero que es tan difícil por el poder que ha acumulado, pero nosotros sabemos que tenemos la razón.
Gianluca Maggiore, portavoz del Movimento No TAP (Melendugno, Apulia, Italia)
El Movimento No TAP, junto con la Asociación Bianca Guidetti Serra, organizó la visita de una delegación del Ecuador conformada por Salomé Aranda, mujer indígena amazónica, e Ivonne Ramos de Acción Ecológica a partir de la cual se construyó un puente de solidaridad y apoyo mutuo de resistencia contra el extractivismo. A la visita de la delegación siguió otra en Lecce y Melendugno del economista Alberto Acosta.
¿Cómo ha influido en tu vida y en la de tu comunidad la llegada del petróleo como ilusión de progreso?
En nuestro caso, la llegada de TAP (empresa encargada de la construcción del Oleoducto Trans-Adriático) acaparó la discusión sobre el desarrollo de la zona. TAP prometió trabajo para todos, por los siglos de los siglos. La realidad era otra, también por el hecho de que el tejido socioeconómico de la zona nada tenía que ver con la propuesta industrial de TAP.
Frente a la deuda ecológica acumulada, ¿ha habido repercusiones positivas en términos de mejora de las condiciones materiales de vida, una especie de reparación de la deuda social hacia poblaciones y territorios que siempre han sido marginados?
Absolutamente no, TAP no ha indemnizado ni pagado los daños materiales y sociales causados por la construcción de la infraestructura. Para tener una idea, para reordenar las calles alrededor de una de las grandes obras de construcción en San Foca, el municipio decidió litigar con TAP, que se negó a hacerlo, y perdió el caso. Sin embargo, después de reparar los daños, TAP trató de hacerlo pasar todo como un regalo a la población. Desde el punto de vista social, aún continúan los juicios contra decenas de ciudadanos que se han opuesto físicamente a TAP. Muchas personas han sido afectadas tanto por multas como por sanciones penales.
¿Qué prácticas de resistencia se han desarrollado a lo largo de los años? ¿Cómo reaccionaron las comunidades afectadas?
Hemos utilizado prácticas de resistencia pasiva no violenta, pero en retrospectiva muchas personas están empezando a pensar que teníamos que ser más duros y menos pacifistas. Al final, las condenas también llegaron por prácticas absolutamente no violentas, ya que valía la pena, según ellos, practicar una oposición más decidida. Es triste decir esto, pero para muchas personas, oponerse a TAP ha significado arruinar sus vidas para siempre.
¿Qué tipo de conexiones "globales" se han creado entre estas "zonas extractivas" y otros territorios en resistencia en otros "Sures" del mundo?
Lo que en cambio nos asombra es el hecho de que también hemos hecho contactos con poblaciones de naciones llamadas democráticas, o que incluso exportan democracia. Es a partir de estas situaciones que hemos entendido que esa línea imaginaria que dividía el mundo entre el norte y el sur se ha disuelto. Una vez vimos Sudamérica en Val Susa, en la tele, y creímos que un conflicto económico y social tan disruptivo nunca podría materializarse en nuestra casa, pero no. Usted no es quien elige el conflicto, pero es normal que una población decida interferir en los fines extractivistas de una entidad capitalista. Hoy a mí, mañana a ti, y para defendernos hemos decidido encontrarnos con el mundo.
Sandro Mele, artista (Roma, Italia)
Sandro Mele es originario de Melendugno pueblo de la región de Apulia, donde se desarrolló la resistencia popular contra el gasoducto TAP (TransAdriatic Pipeline). Varias de sus obras, como Gasnero el tema de la extracción del gas, del impacto de la infraestructura sobre el medio ambiente, la economía y la cultura local. Sandro está directamente involucrado en la resistencia contra la TAP y en el movimiento No TAP. Actualmente trabaja en la creación de un archivo audiovisual sobre la lucha contra la TAP.
¿Cómo ha influido en tu vida y en la de tu comunidad la llegada del petróleo como ilusión de progreso?
Vivo en Roma desde hace muchos años, pero nunca olvido mi ciudad natal: Melendugno, donde aún viven mis padres y el resto de mi familia cercana. Soy muy apegado a esa tierra y siempre le dedico cariño y muchos recuerdos. Cada vez que vuelvo a Melendugno es una explosión de recuerdos para mí; me vienen a la mente fragmentos de mi pasado que están indisolublemente ligados a algunos lugares: verano junto al mar en San Basilio (San Foca donde aterrizará el gasoducto), el pinar donde se hacían picnics el Lunes Santo, la antigua calle de San Niceta, donde funciona el gasoducto que lo hacía impracticable e inaccesible para los ciudadanos. Son precisamente estos recuerdos negados y la privación de una tierra llena de historia lo que han llevado a muchos de mis amigos de la infancia a convertirse en activistas del movimiento pacífico contra el TAP.

La erradicación de olivos o la destrucción de muros de piedra seca, son acciones de violencia cultural, así como ambiental. Me pregunto qué tipo de perspectiva ofrece. En mi opinión, hay algunas cosas que no se pueden comprar con dinero, pero lamentablemente a muchos de nuestros políticos no les importa.
Frente a la deuda ecológica acumulada, ¿ha habido repercusiones positivas en términos de mejora de las condiciones materiales de vida, una especie de reparación de la deuda social hacia poblaciones y territorios que siempre han sido marginados?
No creo que haya datos significativos que puedan presagiar una mejora en el bienestar de la población. Obviamente no tengo la verdad en el bolsillo, pero la lógica ciertamente nos ayuda a pensar que si cultivo una tierra contaminada, los productos agrícolas tendrán un impacto nocivo en la salud de los ciudadanos.
¿Qué prácticas de resistencia se han desarrollado a lo largo de los años? ¿Y cómo reaccionaron las comunidades afectadas?
En realidad, puedo hablar desde mi punto de vista que es el de una resistencia hecha a través del arte: desde hace muchos años hago política con el arte y mi lenguaje trata de explicar y proponer al público lo que se encuentra en la realidad. La lucha hoy se da, sobre todo, por la creación de una red, una red entre movimientos, asociaciones, periodistas, escritores y artistas, todos documentando indiscriminadamente lo que hace TAP a costa de un territorio. La información es importante y se vuelve básica en ciertas situaciones. Contar la realidad de los hechos con conciencia nos hace personas libres.
¿Qué tipo de conexiones "globales" se han creado entre estas "zonas extractivas" y otros territorios en resistencia en otros "Sures" del mundo?
Mucha solidaridad; hoy la red te permite tener información en tiempo real. Esto es bueno para el mundo y eso es lo que me gusta.

Biografía

Rosa Jijón es artista, activista y mediadora cultural, ex directora del Centro de Arte Contemporáneo de Quito, y exsecretaria Cultural de la Organización Internacional Ítalo-latinoamericana, de la que ahora es miembro del comité editorial de los Cuadernos Culturales IILA. Ha participado en diversas exposiciones internacionales (Bienal de Sídney, Bienal de Venecia, Bienal de La Habana, Bienal de Cuenca, Bienal Poligráfica de San Juan) y en residencias como ARTEA, Residencia Sur Antártica y Q21 Viena. Su interés se centra en la movilidad humana y la migración, la ciudadanía, la justicia social y el medio ambiente. Se ha involucrado en la producción artística participativa con organizaciones de base y comunidades, desde mujeres migrantes hasta comunidades romaníes, pueblos indígenas y jóvenes en condición de calle.

Francesco Martone es activista y Miembro Asociado del Transnational Institute. Exsenador de la República Italiana. Ha trabajado sobre temas relacionados con los bosques, el cambio climático, los derechos de la naturaleza, los derechos de los pueblos indígenas, los defensores del medio ambiente y la justicia ambiental desde 1988. Miembro fundador de Greenpeace Italia, es jurado y miembro del Tribunal Permanente de los Pueblos y del Tribunal Internacional de los Derechos de la Naturaleza, así como asesor de políticas de ONGs internacionales sobre los derechos de los pueblos indígenas. Fundador y coordinador por cinco años de la red de ONGs italianas en apoyo a defensores de derechos humanos IN Difesa-di y colaborador con la casa editorial ManifestoLibri en la sección Mediterráneo, fronteras y migraciones.

Arts for the Commons (A4C) es un ejercicio colectivo lanzado por Rosa Jijón y Francesco Martone en 2016, destinado a proporcionar una plataforma para artistas y activistas que exploran las conexiones y sinergias entre la producción visual y los esfuerzos para recuperar los bienes comunes, abordar cuestiones pendientes relacionadas con la migración humana, las fronteras, la justicia social y ambiental, y la ciudadanía líquida. Al abrir oportunidades para el intercambio, la acción mutua y el compartir, A4C no solo funciona como una plataforma, sino que recrea un nuevo común: una síntesis entre las artes y el compromiso político.

A4C explora los espacios intersticiales entre el poder y las comunidades, el sistema de artes tradicionales y la sociedad, los estados y los territorios. Cuenta con participaciones en la 23ra Bienal de Sídney; en la BAM - Bienal del archipiélago mediterráneo; en el Climate Camp de Venecia 2022; y varias residencias de artistas en Q21, y en el Mad - Murate Art District. En 2019 publicaron el libro Dreamland: ai confini del imaginario con ManifestoLibri.

OTRAS OBRAS

FOSIL-E
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Rosa Jijón y Francesco Martone, A4C
Archivo visual personal
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Pocho Álvarez Wandemberg
Transversales, deseosas
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Purita Pelayo y Fausto Rivera Yánez