Transversales, deseosas

Purita Pelayo y Fausto Rivera Yánez
Plantón en la Plaza Grande convocado por organizaciones de diferentes frentes sociales, en medio de una manifestación en contra del gobierno del Presidente Fabián Alarcón. Las luchas de la Asociación de Gays, Travestis y Transgéneros Coccinelle se emparentaban con las de organizaciones sindicales, ecológicas, indígenas, entre otras. Fotografía cortesía del Archivo Coccinelle, 1998.
El engaño. Llegaron a Quito en los años ochenta con la promesa de que sus vidas serían distintas: habían escuchado que el retorno a la democracia trajo consigo progreso, que la economía empezaba a modernizarse, a crecer, que el empleo alcanzaba para todos. Llegaron a Quito desde las zonas más empobrecidas del país —sobre todo desde la Costa— y se fueron ubicando en La Mariscal, El Ejido, La Ferroviaria, el Centro Histórico y en varios barrios del sur de la ciudad. Querían estudiar, trabajar dignamente, gozar de la capital que tanto las encandilaba. El país se reconfiguraba, la migración interna crecía, los imaginarios de bienestar aparecían sospechosamente. Y apenas llegaron las promesas, estas se diluyeron: la marginación, la persecución y el odio se ciñeron sobre sus cuerpos diversos, radicales. Las Coccinelle —la histórica asociación de gais, travestis y personas trans de Ecuador—, vivieron la gran farsa del progreso que precarizó y acabó con su existencia. Vivieron la gran farsa de un modelo que, contrario a lo que prometía, profundizaba las brechas sociales, saqueaba territorios, atentaba contra los derechos humanos y consideraba a la naturaleza como fuente inagotable de recursos. En ese entonces, muchas Coccinelle fueron desaparecidas y vejadas por la policía nacional, otras no tuvieron más opción que dedicarse al trabajo sexual y tantas más fueron asesinadas a causa de la violencia patriarcal, racista,  homo-lesbo-transfóbica, capitalista, que se intensificaba en los años noventa, particularmente en el gobierno de León Febres Cordero. Cada miércoles, desde esa época, las Coccinelle tomaban la Plaza Grande para llorar a sus muertas y exigir justicia: llevaban pancartas con los rostros y nombres de sus amigas violentadas. No dejaban que el olvido se impusiera. Sus reclamos se cruzaban con los de los jubilados, los estudiantes, los obreros, las comunidades indígenas, los maestros, los familiares de personas desaparecidas o las organizaciones ecológicas. Las Coccinelle sabían que su lucha era una lucha transversal, como su deseo. Incluso, y no pocas veces, ellas compartieron el espacio público con colectivos anti-extractivistas, a los que se plegaban en sus reclamos: no más pago de la deuda externa, atiendan la deuda ecológica. El cuerpo como primer territorio de resistencia contra le saqueo, el abuso, la discriminación. El cuerpo como primer territorio de resistencia contra el saqueo, el abuso, la discriminación. Eso lo sabían muy bien las Coccinelle y es nuestra mayor herencia.

Biografía

Purita Pelayo
Activista histórica por los derechos de las personas trans y precursora —junto al colectivo Coccinelle— de la despenalización de la homosexualidad en el Ecuador, en los años noventa. Es autora del libro Los fantasmas se cabrearon.

Fausto Rivera Yánez
Editor, periodista cultural y economista. Máster en Estudios de la Cultura, con especialidad en Literatura Hispanoamericana, por la Universidad Andina Simón Bolívar. Economista, con especialidad en políticas públicas, por la Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Confundador y director editorial del sello independiente Severo, especializado en literatura contemporánea y artes visuales. Actualmente cursa un masterado en edición, en la Universidad Autónoma de Barcelona.

OTRAS OBRAS

Transversales, deseosas
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Sarayaku
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Eriberto Gualinga
Hay dolores y su llama sigue viva
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Ana María Varea